Estoy seguro que una de las principales razones por la que muchas veces no vamos tras nuestros sueños, es no saber hacia qué dirección ir. Como consecuencia de esto, nuestros sueños se vuelven eternos, o mejor dicho, nunca se vuelven una realidad.
No saber qué dirección tomar es muy diferente a no saber qué es lo que se desea. Claro está que es importante tener el objetivo claro, o cuál es la meta que se quiere lograr. Pero en la etapa inicial no debemos quedar estancados planificando o queriendo saber todos los detalles de los pasos a seguir para lograr esas metas.
Lo cierto es, que es mucho más importante empezar, que empezar en la dirección correcta. Si estamos tratando de saber exactamente qué dirección tomar, lo más probable es que nunca empezaremos.
Abstenerse de empezar un proyecto por el simple hecho de no saber cuál es la dirección correcta es tan absurdo como creer que hay una sola ruta al éxito. La verdad es que hay muchos caminos que conducen al éxito, pero hay que ponerse en movimiento. Lo importante es empezar.
Esta situación de no saber qué dirección es la correcta, es muy similar al tema de «falta de inspiración». La solución para ambas es muy simple, cabe en una sola palabra, esta es acción.
Esto también me recuerda la analogía del GPS, para que te de asistencia para poder llegar a tu destino, hay que ponerse en movimiento. Si te quedás parado, el GPS no te va a ayudar.
Definitivamente es mucho mejor ajustarse, hacer cambios en el camino o cambiar de dirección a medida que se avanza, que quedarse simplemente planificando más sueños. Tener sueños es muy valioso, pero es mucho mas valioso, bonito y satisfactorio, hacer realidad esos sueños.
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