Creer en uno mismo es lo que diferencia a las personas que alcanzan el éxito en sus vidas y las que no lo logran. Desde temprana edad empezamos a ser influenciados con la opinión que las personas que están a nuestro alrededor, tienen de nosotros. La opinión de algunas de estas personas ejercen más influencia sobre nosotros debido a la cercanía que tenemos con estas y también porque percibimos a estas personas como figuras respetables y de autoridad. Ejemplo de estos son nuestros padres y maestros.
Claro esta que, lo que los demás piensen de nosotros puede ser positivo o negativo y al fin y al cabo la elección de qué creer depende solamente de uno mismo y bien podría ser este el secreto para alcanzar el éxito.
La historia a continuación nos demuestra lo poderoso que es creer en uno mismo.
De desertor escolar a superdotado
Víctor Serebriakoff, de ascendencia rusa, nació y creció en un barrio pobre de Londres, Inglaterra. Cuando era pequeño sus maestros consideraron que era retrasado y le dijeron que era mejor que se retirara de la escuela.
Víctor abandonó sus estudios a la edad de quince años y se dedicó a trabajar. Pasaba de trabajo en trabajo, todos de muy baja categoría, vivía en las calles y no tenía ninguna aspiración.
A los 32 años, Víctor se enlistó en el ejército británico. A su ingreso fue sometido a una prueba de inteligencia, la cual reveló que era superdotado, tenía un cociente intelectual (CI) de 161.
Aunque sorprendido por los resultados, Víctor decidió creer en ellos y ahora que sabía que era un genio, decidió actuar como tal.
Durante el tiempo que estuvo en el ejército, fue asignado al cuerpo de educación para entrenar a los reclutas. Luego cuando se retiró del ejército, consiguió un trabajo en una empresa maderera y después llegó a ser gerente de un grupo de fábricas que trabajaban con madera. También revolucionó el sector maderero al inventar una máquina para clasificar la madera e implementar el sistema métrico en esa industria.
Pero la historia no se detiene ahí, un día Mary, la esposa de Víctor, vio un anuncio de Mensa, una sociedad que estaba en busca de personas con gran inteligencia. Víctor tomó la prueba de admisión y logró cumplir con el único requisito necesario para ser miembro: tener un CI de 140 o más. Nuevamente obtuvo 161 puntos, colocándolo en la categoría de «superdotado».
Después de algunos años, el que alguna vez fue un desertor escolar, fue elegido presidente de Mensa International.
Creer en uno mismo te cambia la vida
Para concluir, analicemos ¿qué fue lo que hizo la diferencia en la vida de Víctor? No fue de repente que se volvió inteligente. La verdad es que siempre fue inteligente y por lo tanto el potencial intelectual siempre estuvo ahí.
La diferencia es que cambió la forma de verse a sí mismo. Cuando era adolescente optó por creer que era retrasado porque esa era la opinión que sus profesores tenían de él. Cuando ingresó al ejército, decidió creer en los resultados de la prueba de inteligencia y de esta manera liberó el potencial que siempre había estado ahí.
Esta historia nos demuestra el inmenso poder que se tiene cuando se elige creer en uno mismo.